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jueves, 21 de noviembre de 2013

CRISTO REY El Colectivo del Uno 20 de Noviembre 2013 con audio, compartir!!!


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Hermanos y Hermanas humanos, en nuestra humanidad común, deposito en vosotros el beso de mi Gracia y vengo a vosotros, y en vosotros, como Cristo-Rey. No vean a través de este nombre un elemento histórico de la humanidad, sino más bien un elemento de la verdad eterna. Vengo hoy para cada uno a fin de pedirles: ¿Quieres ser mi amigo, a fin de que llegado el momento, que está a tu puerta, abras la Puerta? En esto la única llave de esta puerta es el Amor, no el que vosotros soñáis, no este amor que esperáis o proyectáis, sino mas bien la verdad del Amor, el que di hace más de dos mil años a uno de los Ancianos de hoy. Y finalmente vengo reunido y unido por el corazón de mi Madre y mi Corazón en vuestro corazón, para manifestar y realizar la nueva Alianza, la de la Eternidad y de la Verdad. Entonces, si, a cada uno de vosotros, toco a la puerta de vuestro templo, a la puerta de vuestra alma. Vengo a tocar y encender en el Aliento del Espíritu lo que sois. Y como Cristo-Rey, por los Corazones unidos de nosotros tres, tu, mi Madre y yo, vengo a pedirte si estás listo a vivir la verdad desnuda. La verdad que no se traba de ninguna resistencia, de ningún artificio, de ninguna seducción. Vengo, a muchos de ustedes por diversas manifestaciones, por diversos síntomas, en el cuerpo de vuestra humanidad. Llego a tocar la puerta de cada uno antes de tocar la puerta del colectivo. Solo puedo decir: vela y ora en la interioridad de tu templo a fin de encontrarme, a fin de oírme, a fin de que tú mismo, me oigas y me encuentres. Vengo también a cortar los velos de lo efímero, de las ilusiones, del sufrimiento, de las memorias y del karma. Vengo por la Gracia a restituiros a la Gracia y a la Verdad. Conserva limpio tu templo. Conserva intacto el sentido del niño, el sentido de la espontaneidad a fin de responder a mi llamado. Todo lo que os ha sido velado aún hasta el presente os será develado en lo que les concierne, en lo que concierne a este mundo donde cada uno de ustedes está insertado.

¿Quieres ser mi amigo? En este cara-a-cara donde ninguna sombra puede empañar el Amor dado y el Amor del Ser. En esta resonancia del Amor en el seno de la Verdad, yo soy la Luz que sois. Como amigo, vengo a tocar el corazón de vuestro Corazón, penetrando en todas partes, en todos los lugares de vuestro cuerpo como de vuestra conciencia. Mi lugar aquí resulta de lo que el conjunto de los Ancianos, aquí y en otra parte, vienen a aportar a vuestro conocimiento, no por las palabras sino por la alquimia de la Vibración de cada uno de los 24 Ancianos, viniendo a encender por el Fuego del corazón, viniendo a darles el Agua de la Eternidad y el Fuego del Amor. Como amigo, vengo a mostraros la realidad del Amor, la verdad de la Luz, la que no tiene necesidad de palabras, ni de conceptos, ni de historia, ni de memoria, sino que viene a traeros de vuelta al Centro de ustedes-mismos. Al conjunto de los Ancianos, por su reunión aquí y en otra parte, así como a cada uno de ustedes, aquí sobre este mundo, dije hace ya 2000 años: cuando varios se reúnan en mi nombre, estaré entre vosotros, ya que cada uno de ustedes, que ha abierto la puerta a mi Amor, solo puede encontrar su Amor, más allá de los límites, más allá de toda enseñanza, más allá de toda imaginación, en la desnudez y en la transparencia del alma elevada hacia el Espíritu, yo estoy con vosotros para la Eternidad. Esto lo dije. Se los repito hoy con una agudeza perceptible.

Unido al corazón de nuestra Madre, unido al corazón de los Ancianos, así como de las Estrellas y de los Arcángeles, aquí vengo. Recuerden que para cada uno de vosotros, cualquiera que sea vuestra historia, cualquiera que sea un pasado, cualquiera que sea el peso de vuestro cuerpo o de vuestra alma, vengo a poner el Aliento del Espíritu de la Verdad del Amor en vuestro corazón. Nadie puede engañarse, nadie puede dudar. Pero vivir la Gracia depende de vuestra respuesta, de vuestro reconocimiento, más allá de todo cuerpo, aquí sobre este mundo. Vengo a inscribir el sello de la transfiguración y de la resurrección donde ninguna sombra pueda persistir, ni incluso rozar vuestra consciencia. Vengo a llamaros al Amor. Vengo a llamaros al Espíritu. Si estáis reunidos en mi nombre, estáis también en vuestro nombre, aquel no de vuestra identidad sino el de vuestra Eternidad. El Amor es simple y esta verdad no depende de ningún conocimiento porque lo que les traigo es a ustedes-mismos, no a través simplemente de una comprensión, sino mas bien, y mas, sobre todo por vuestro corazón, no solamente el que late en vuestro pecho sino el que late en la Fuente eterna de donde proviene toda conciencia cualquiera que ella sea aquí en esta Tierra. La gracia llama a un perdón, irrevocable y definitivo de todo lo que no es Amor y de todo lo que no es Eternidad. Entonces, en estos días precisos de esta Tierra en su calendario, el día donde los Ancianos unifican sus conciencias como un impulso más cercano de ustedes que el que ha sido entregado por los diferentes impulsos arcangélicos y por vuestras comuniones, fusiones y disoluciones, vengo entonces a tocar a la puerta de vuestro ser a fin de que se restituyan a sí mismos y esto solo actúa por la ley de la Gracia, ley del Uno, ley del perdón donde no hay ningún lugar para la oposición y la resistencia de cualquier circunstancia del pasado de este mundo. Yo dije: la Verdad os hará libres y esto es lo que se vive en vosotros. No vengo para salvarlos de algo que no existe sino que vengo a asistir al renacimiento de lo que son en verdad. Para esto, vayan cada vez más hacia esta evidencia, hacia este instante presente que no conoce ninguna herida, ningún sufrimiento, ninguna dualidad.

Como dije: yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. No en cuanto a adorar externamente, a lo sumo a seguir mis pasos para imitarme. No para rechazar lo que sea sino para fundirse en el Amor. Vengo a tocaros, a sacudir a algunos de ustedes, recuerden, para cortar, para podar lo que no está vivo ni lo estará jamás, todo lo que pertenece al sufrimiento, a los pesos del pasado, a los pesos de las creencias, a los pesos de las ilusiones. Muchos entre vosotros en estos días, experimentan y viven nuestra comunión y nuestra unión, aportándoles un aliento regenerado, un aliento vivificado por el espíritu de Verdad, por el sentido del Amor vivido no dependiente de ningún límite, de ninguna condición y de ninguna circunstancia.

Los Ancianos han hecho de este día, un día a marcar una piedra blanca en el templo de vuestra Eternidad. Respondo así pues a la solicitud de la Tierra. Respondo así pues a la solicitud de cada uno de ustedes como del conjunto colectivo de la Tierra. Reconocerme es una evidencia no sufriendo ninguna duda, ninguna interrogación porque mi Fuego es tal que solo pueden reconocerlo en vuestra esencia, en la Fuente y en Eternidad. Vengo también a establecer este Fuego, a desplegarlo e instalarlo en los Cielos como sobre la Tierra, como en cada uno de ustedes. De este modo hoy os vuelvo a decir: ámense los unos a los otros. El bien y el mal solo son la consecuencia de la privación del Amor. Aquel que vive mi aliento, el de la verdad del Amor, no puede ya jamás condenar lo que sea o a quien sea porque esto concierne únicamente a lo que es efímero. También dije: Mi Reino no es de este mundo. Estáis sobre este mundo pero no sois de este mundo. Vengo a realizar lo que la Fuente os había ya anunciado, que esto sea hoy por múltiples vías, como en los datos de los textos más antiguos, como por la experiencia de aquellos entre vosotros que me han encontrado antes que ustedes en el sacrificio de ellos mismos, en el abandono de ellos mismos, en un grito hacia el Espíritu. El Espíritu ha respondido. El Paracleto (Ndt: nombre que se le da al Espiritu Santo) se extenderá dándoos a vivir la Gracia si me abren la puerta y si devienen realmente, objetivamente, pero también en vuestras experiencias, en vuestra amistad. El tiempo más allá de todo tiempo, el de lo sagrado y del sagrado está allí. Solo el miedo y la atracción de cualquier historia, la vuestra como la de la Tierra, representará la única densidad y el único obstáculo a la libertad.

Aquí lo que tenía que deciros en preámbulo a la comunión, la vuestra y la de los Ancianos. Desde ahora en este instante, deposito y sello, en vuestro corazón, el beso ardiente de la Eternidad, el del Amor despertado a sí-mismo. La Gracia es la verdad de la vida eterna donde ningún límite puede constreñir al Espíritu. Así, deposito, en este instante como de ahora en adelante en cada instante, para aquel que quiera ser mi amigo, el beso ardiente y el sello de la Gracia. Yo os invito donde estéis y lo que seáis a verificar por vosotros mismos esta frase: cuando estéis dos reunidos en mi nombre, estaré entre vosotros para hacer el milagro de una sola cosa, el Amor. Mucho más allá de toda cosa de este mundo, mucho más allá de todo objeto o todo sujeto, mi amistad y vuestra amistad despertando así pues el aliento del Espíritu y liberándoos realmente de los pesos del pasado, de los pesos del cuerpo. Allí está la libertad a la cual los convido. Desde el instante donde somos amigos, desde el instante donde la Realeza, no la de los hombres sino la del Espíritu se establece en vosotros. De este modo puedo decir: en los corazones unidos de nuestra Madre y de Cristo en cada uno, sello en vosotros el beso de la Eternidad, el de vuestra Libertad, el de la Verdad que es la misma para todos desde el instante donde los pesos de lo que es oscuro desaparecen, desde el instante donde acogéis nuestra presencia y nuestro Amor que no es otra cosa que dejar aparecer lo que en verdad Sois.

Así pues, Hermanos y Hermanas, amigos de la Eternidad, deposito en vosotros este sello y los invito a la comunión con cada uno porque si moráis en el Amor, nuestro Amor y el vuestro reunidos, ninguna oscuridad puede existir, o incluso aparecer en el ojo del Espíritu. Llámenme como les plazca, ya sea Jesús, ya sea el nombre de un Anciano, ya sea el nombre del que los acompaña y camina a vuestro lado en esta vida, que esto sea las Estrellas, los Arcángeles, o un Anciano, no hace ninguna diferencia porque es la misma flama, la misma Eternidad, la misma Luz. Estén presentes a vosotros mismos. Estén presentes los unos a los otros. Y que de vosotros solo emane el Amor ya que el Amor es el bálsamo que pone fin al bien y al mal, que pone fin a la dualidad, que pone fin a las resistencias. No hay otro medio en estos días que esta acción de Gracia.

Os bendigo en lo sagrado del Amor. Os doy gracias a vuestra presencia dondequiera que estéis en la Tierra, en las condiciones que sean, porque el momento ha llegado de dejar ir todas las condiciones. Ellas no pueden mantenerse ante el Fuego de la Gracia y es a vosotros en vuestra intimidad, y con el conjunto de los Hermanos y Hermanas encarnados o de Luz, e incluso hacia aquellos que aparecerían como enemigos, que os corresponde dar la Gracia, de mostrar el Amor que sois, no para demostrar lo que sea a quien sea sino mas bien para ser el Amor.

Todas mis bendiciones os acompañan en este instante como en cada instante.

Mis amigos, en este día, se sella nuestra amistad. Me encontrareis en cada aliento de vuestra vida, desde el instante donde descansen y moren en esta recepción y en la verdad de nuestra Presencia. Os saludo y os digo a cada uno: Eres mi amigo y yo te amo porque esta es tu naturaleza, porque esto es lo que tú Eres. Vengo a favorecer la disolución de todos los velos que te impiden aún quizá reconocerme. Se tu mismo, verdaderamente, transparente y busca siempre, cualquiera que sea la manifestación de tu conciencia, el Amor más auténtico en las diferentes formas de expresión de ti-mismo. Allí está la Gracia y no en otra parte.

Yo te amo.


Transmitido por: El Colectivo del Uno
Transcripción: Johanne Barrette.
Publicado oficialmente por: Les Transformations.
www.lestransformations.wordpress.com
Traducción: OD http://mensajes-del-espiritu-2010.blogspot.com